La Técnica

Esta es una técnica nueva que combina, en principio, el registro corporal con el registro del lenguaje singular, de cada persona. Generalmente palabra y cuerpo se encuentran bastante diferenciados, sólo en el arte parecería haber indicios de unión. Así, por ejemplo, para el psicoanálisis la manera de tocar el cuerpo es a través de la palabra únicamente, sin trabajar desde el cuerpo físico. Para cualquier terapéutica corporal (yoga, chi kun, eutonía, etc.) el camino hacia la salud constituye una serie de ejercicios que comunican al practicante consigo mismo, sin una vuelta al registro de su discurso singular. Por otro lado la hipnosis trabaja modificando el estado corporal a través de la palabra, junto a técnicas específicas, con el objetivo de acceder a niveles inconcientes del sujeto, manteniéndose en lo discursivo.
La particularidad de la meditación consiste en la conexión de la persona con su propia respiración, a partir de allí hay cientos de técnicas. Las meditaciones guiadas, específicamente, actúan sobre el cuerpo a través de la palabra usando visualizaciones e indicadores. En este caso se deja de lado al sujeto con su historia particular. Las palabras e imágenes son genéricas, comunes a todos.
Hasta ahora hablé a grandes rasgos de diferentes metodologías de trabajo. Comprendo que ninguna de ellas se agota con lo dicho. De hecho considero recomendable el tránsito por esos distintos espacios porque tanto la experiencia como el conocimiento hallados son muy ricos. Al ser la Construcción del Relato Corporal un modo de trabajo nuevo este recorrido por lo que no es ayuda a comprender su gesta.
En la práctica, al comenzar la sesión, trabajamos con la palabra del paciente/practicante para empezar a reconocer el registro discursivo y las imágenes que constituyen/habitan su cuerpo. Luego sigue una meditación guiada por ese universo singular de las palabras e imágenes propias, organizadas de tal manera que distiendan, calmen y sean placenteras. Lo que ocurre generalmente luego de cada meditación es que surgen nuevas imágenes o una idea o sensación en particular. Es decir, de la multiplicidad de inquietudes que trae la persona cuando llega a la sesión queda una sola clara y calma. Entonces la próxima meditación estará organizada sobre el eje de ese material hallado. De esta manera se van desprendiendo capas y estereotipos que hacen cada vez más precisa y saludable la tarea.
Al mismo tiempo dentro de cada meditación hay una serie de indicadores vacíos que son completados con la experiencia de cada persona. Como resultado se abre el registro perceptivo de zonas del cuerpo que hasta ese momento no aparecían en el discurso.
El reiki se incluye en esta estructura como un marco, una contención. Consiste en el pasaje de energía a través de las manos sin tocar a la persona. De mi experiencia nunca deja de sorprenderme la comunicación interpersonal no-verbal que se genera. Es beneficioso para seguir el proceso meditativo y los tiempos particulares de cada paciente/practicante, además de sus ventajas terapéuticas.
Finalmente, pero en la base constitutiva de esta propuesta, mi postura ética. El saber sobre sí mismo lo tiene el paciente y no el terapeuta. Creo que esta idea debería reflejarse en todas las esferas de la salud, incluso en la medicina alopática. El médico es un instrumento, alguien con un acervo de conocimientos limitado que le devuelve a la persona una respuesta a su problema/pregunta. El paciente, en tanto pregunta, en tanto cuerpo/sujeto interrogante, es ilimitado, infinito. Me parece que en la actualidad la relación de poder médico-paciente se pone en juego de tal manera que éste último termina sintiéndose indefenso frente a los avatares de su cuerpo, sí mismo. Es necesario conmover ciertos parámetros de lo establecido para recuperar una libertad de acción velada.
Por otro lado creo que no se puede entender a una persona desde una sola perspectiva, sino desde su conjunto e interrelación. Comprende lo biológico, lo espiritual, lo intelectual, lo ya vivido, lo que aún no ha sido, su espacio geográfico, sus vínculos, lo sensorial, lo climático, lo hereditario, lo adquirido, lo olvidado, lo físico, lo emocional, etcétera, etcétera, etcétera. Vivimos en una cultura que divide rígidamente las distintas esferas e incluso las valoriza de diferente manera. A veces las divisiones son demasiado rígidas, también a veces hay rimbombantes valorizaciones o nefastas desvalorizaciones. Salud quiere decir tender al equilibrio, a la armonía. Me gusta creer que es una búsqueda activa y constante, también pequeña e imperceptible, como esas cosas que uno hace todo el tiempo, como respirar.